martes, 22 de enero de 2008

Cuelgues en los que pienso mientras ando en bicicleta

Soy obstinado. Puedo llegar a decir simplemente que sí, para no tener que sostener una conversación que no tengo ganas, pero por dentro, el hecho de que yo cambie de opinión no es algo fácil. Simplemente no suele pasar.
Muchas veces, mucho tiempo después, a través de mis propios senderos mentales, llego a una conclusión. Y volviendo atrás, recuerdo cosas que me dijo alguna persona alguna vez, y que yo simplemente no podía escuchar. Estaba demasiado encerrado en mi actitud. En mi punto de vista.
Es así, en aquel momento no hubiese podido ver lo que el otro me quería mostrar, y que sí veo ahora. Porque lo importante nunca es la conclusión en sí misma, sino el camino que te lleva a ella. Sin el camino transitado, la conclusión es sólo un grupo de palabras vacías.
La cuestión es que digo: "ah, mirá, al final Pocholo tenía razón. Y yo que tanto le discutí, jajaja".
A veces disfruto mucho de darme el lujo de ser incoherente. Me gusta tener la libertad de darle la espalda a mis yos anteriores impunemente. Total... ¿qué les debo?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

teibol, soledad mental y aun asi tan conjunta.
creo q somos un poco parecidos todos. es como un baño con biombos.
cada uno en su cuadradito no ve al otro pero las duchas son todas iguales.
yo diría: hagamos una orgía y salgamos en bolas por el vestuario. en una de esas, emancipamos la locura.

Anónimo dijo...

teibol, soledad mental y aun asi tan conjunta.
creo q somos un poco parecidos todos. es como un baño con biombos.
cada uno en su cuadradito no ve al otro pero las duchas son todas iguales.
yo diría: hagamos una orgía y salgamos en bolas por el vestuario. en una de esas, emancipamos la locura.