domingo, 29 de abril de 2007

Tú mismo

ÁMATE a ti mismo: cuida de ti mismo.
Vigila por lo menos la tercera parte de la noche.

Una vez que confirmes el camino,
enseña, y vence el sufrimiento.

Para enseñar a los demás
has de hacer primero algo muy duro:
has de enderezarte a ti mismo.

Tú eres tu propio señor.
¿Quién más en realidad?
Aunque pocos se disciplinan,
tú ríndete a ti mismo
y descubre a tu señor.

De buena gana has alimentado
tus propios males e infortunios:
muy pronto habrán de quebrarte
como el diamante quiebra la roca.

Tus propios errores te degradan más
que lo que tus peores enemigos
hubieran podido imaginar.
Son los venenosos frutos del mal.

¡Qué fácil es dejarse llevar por el error!
¡Mas qué difícil es dominarse a uno mismo!

Hay plantas que mueren al dar fruto:
así es el tonto que se burla
de las enseñanzas de los transformados.
Despreciando a los que siguen la ley
el necio peligra, pues la estupidez madura.

El dolor y el sufrimiento son tuyos.
La virtud y la pureza también lo son.
Tú eres la fuente de toda pureza e impureza.
Nadie puede purificar a ningún otro.

No trates de cambiar tu deber por el de otro,
no descuides tu trabajo por el de otro
no importa qué tan noble pueda ser.
Estás aquí para descubrir tu propio camino
y entregarte a él en cuerpo y alma.

El Dhammapada, las enseñanzas de Buddha

miércoles, 25 de abril de 2007

martes, 24 de abril de 2007

Algo está pasando

Querer, poder.
El límite, se pone borroso.

lunes, 23 de abril de 2007

Juicio Final

Personas, yo se los advierto.
Mejor me caen bien. Porque quizás resulte que yo era el Segador del Apocalipsis. Y es así de simple, si YO opino que zafás, zafás. Si no, a la caldera se ha dicho.
Quedan comunicados, después no se quejen.


(Por cierto, no basta con no caerme mal, si sos un completo desconocido también estás condenado, así quizás te convenga ponerte en campaña)

miércoles, 18 de abril de 2007

¿Paranoia?

Mirar el cielo, una noche de tormenta.
Relámpagos. Thor. Poder. Carcajadas. Percepción. Hongos. Dios.
Hoy hay tormenta, quise salir a contemplarla, y tuve que hacerlo a escondidas.
A escondidas de mi madre, de visita en mi casa. Sospecha que fumo marihuana. Lo sabe. Sólo le falta aceptarlo.
A escondidas de mi portero. La terraza desde donde se ven es encima de mi edificio, en una terraza a la que ya me prohibieron ir a ensayar cosas con el verosímil pretexto de que 'si me caigo, no me cubre el seguro'...
...
A escondidas del portero que está aca a media cuadra de casa. Él fué el que le dijo a mi portero que yo debía dejar de ir a ese lugar en primer lugar.

·__·

Y eventualmente, a escondidas de ese señor que no dejaba de mirarme desde su ventana con las manos en la cadera. Hasta que lo apunté con mi filmadora, haciendo que bajara inmediatamente su persianas y cortinas, pero sin apagar la luz, que recortaba su silueta todavía fija en la misma posición de antes.

Tener que esconderse para mirar el cielo.

Los policías del pensamiento.

Los brujos del mal.

Están ahí.

Cuidado.

Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos estúpidos leones,
encerrasen dos flacos mocetones
en esa frágil cárcel de las fieras,
No habrían de yacer noches enteras
en el blando pajar de sus colchones,
sin esperanzas ya, sin reacciones
lo mismo que dos plácidos horteras;
Cual Napoleones pensativos, graves,
no como el tigre sanguinario y maula,
escrutarían palmo a palmo su aula,
buscando las rendijas, no las llaves...
¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
a escrutar las rendijas de tu jaula!

viernes, 13 de abril de 2007

¿Dios?

.
.
.
¡Tenemos manos!
.
.
.

Dios te salve


Cuando se haga en ti la sombra;
cuando apagues tus estrellas;
cuando abismes en el fango más hediondo, más infecto,
más maligno, más innoble, más macabro,-más de muerte,
más de bestia, más de carcel,-
no has caído todavía,
no has rodado a lo más hondo…
si en la cueva de tu pecho, más ignara, más remota,
más secreta, más arcana, más oscura, más vacía,
más ruin, más secundaria,
canta salmos las tristeza,
muerde angustias el despecho,
vibra un punto, gime un ángel, pía un nido de sonrojos,
se hace un nudo de ansiedad.
Los que nacen tenebrosos;
los que son y serán larvas;
los estorbos, los peligros, los contagios, los Satanes,
los malditos, los que nunca,- nunca en seco, nunca siempre,
nunca mismo, nunca nunca,-
se podrán regenerar,
no se auscultan en sus noches,
no se lloran a si propios…
se producen imperantes, satisfechos,- como normas,
como moldes, como pernos, como pesas controlarias,
como básicos puntales,
y no sienten el deseo
de lo sano y de lo puro
ni siquiera un vil momento, ni siquiera un vil instante,
de su arcano cerebral.
Al que tasca sus tinieblas,
al que ambula taciturno;
al que aguanta en sus dos lomos,- como el peso indeclinable,
como el peso punitorio de cien urbes, de cien siglos;
de cien razas delincuentes,-
su tenaz obcecación;
al que sufre noche y día,-
y en la noche hasta durmiendo,-
como el roce de un cilicio, como un hueso en la garganta,
como un clavo en el cerebro, como un ruido en los oídos,
como un callo apostemado
la noción de sus miserias,
la gran cruz de su pasión:
yo le agacho mi cabeza; yo le doblo mis rodillas;
yo le beso las dos plantas; yo le digo: Dios te salve…
¡Cristo negro, santo hediondo, Job por dentro,
vaso infame de dolor!


(Almafuerte)

Reir Llorando, de Juan de Dios Peza


Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra-
e
l pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra
y el más feliz...»

----------------------- Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.

»Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

—Viajad y os distraeréis.

----------------------------------- ¡Tanto he viajado!

—Las lecturas buscad.

---------------------------------- ¡Tanto he leído!
—Que os ame una mujer.
---------------------------------- ¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
--------------------------------- ¡Noble he nacido!

—¿Pobre seréis quizá?
--------------------------------- Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
--------------------------------- ¡Tantas escucho!
—¿Que tenéis de familia?
------------------------------------- Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
------------------------------------- Mucho... mucho...

—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?
------------------- Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.

—¿Y a mí, me hará reír?
------------------------------------ ¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.