Las fachada se va quebrando, y yo ahí tratando de meterme por la grieta. Buscando una fisura para filtrarme fuera del mundo humano, hacia el mundo real. Un mundo infinitamente vasto y misterioso.
Todo el entorno suena al unísono como una una orquesta terrible o gloriosa.
Las masas corren en círculos y se chocan con los postes.
Y en el fondo mas profundo de todas las cosas sigue resonando lo mismo de siempre: nunca verdaderamente importa.
miércoles, 1 de octubre de 2008
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